Por décadas, la cultura norteamericana ha sido el espejo donde -por inumerables razones, entre ellas su rol como potencia cultural y la influencia de Hollywood- nos reflejamos. Pareciera que hoy esta relación está en riesgo y es momento de buscar alternativas para voltear(nos) a ver.</P> <P>Mirar al oriente y pensar, por ejemplo, a China como la nueva super potencia que cada vez se relaciona más con México implica considerar tanto aspectos positivos como negativos. Por un lado, existe un notorio problema de marca-país por las connotaciones negativas que contiene lo “hecho en China” (1); además, es una cultura hoy anclada en el pensamiento racional, indiferente a los ingredientes emocionales (2) y además, está dominada por las prohibiciones y los secretos (3). Pero por otro lado, en la segunda parte del estudio “México Emergente” (4), China -contrario a EU- evalúa a México positivamente a la alza. Para volverse un socio cultural, no basta con el crecimiento económico; como en cualquier amistad se deben buscar aspectos emocionales en común. Aunque hoy la relación nos parece lejana por la distancia física y cultural, no sólo China está dispuesto, sino que la larga relación que nuestro país ha tenido, con países como Japón, ejemplifica cómo los lazos se pueden estrechar.